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Hoy de rebajas, dos por uno. Con los mismos ingredientes hacemos dos preparaciones.
No voy a destacar aquí las virtudes del mejillón, de todos conocidas lo versátil que es en nuestra cocina y un resultado final, que siempre nos deja quedar bien.
Consejo de sobra conocido pero que conviene recordar siempre: mejillón roto o que no abra deshacerse de ellos.
2 kilos de meiillones
3 cebollas
1 puerro
1 pimiento rojo
1 pimiento verde
1 cucharada de pimentón agridulce
2 dientes de ajo
3 tomates
pan rallado
50 grs de tocino
Sal y aceite
Limpiamos bien los mejillones y les quitamos las barbas. Los ponemos en una cazuela adecuada sin nada, que se hagan con su propio líquido. Retiramos una vez abiertos y reservamos caldo de la cocción moy bien colado.
Fileteamos los dientes de ajo y picamos bien las cebollas, el puerro y los pimientos. Sofreimos bien el conjunto y añadimos el tocino picado en trozos pequeños. Cuando comienza a coger color, añadimos el pimentón y mezclamos. Incorporamos los tomates rallados y dejamos hacer hasta que pierda el exceso de agua. Añadimos un poco del caldo reservado y dejamos hacer unos 8 ó 10 minutos a fuego lento.
De los mejillones reservados, retiramos una de las valvas y deijamos la otra con el mejillón que cubriremos con el sofrito hecho. Se van colocando en una bandeja de horno y se cubren con el pan rallado. Se gratinan en el horno hasta que estén dorados.
Y como hoy estamos que lo tiramos, si reservamos un poco del sofrito y unos meiillones cocidos (que picaremos y mezclaremos con el sofrito), hacemos unas estupendas empanadillas. De este modo pasamos de tener una tapa a tener un primer plato lleno de sabor.
Una última nota muy importante, que en la medida de lo posible que el mejillón sea gallego, es la mitad del éxito del plato.
Hoy de rebajas, dos por uno. Con los mismos ingredientes hacemos dos preparaciones.
No voy a destacar aquí las virtudes del mejillón, de todos conocidas lo versátil que es en nuestra cocina y un resultado final, que siempre nos deja quedar bien.
Consejo de sobra conocido pero que conviene recordar siempre: mejillón roto o que no abra deshacerse de ellos.
2 kilos de meiillones
3 cebollas
1 puerro
1 pimiento rojo
1 pimiento verde
1 cucharada de pimentón agridulce
2 dientes de ajo
3 tomates
pan rallado
50 grs de tocino
Sal y aceite
Limpiamos bien los mejillones y les quitamos las barbas. Los ponemos en una cazuela adecuada sin nada, que se hagan con su propio líquido. Retiramos una vez abiertos y reservamos caldo de la cocción moy bien colado.
Fileteamos los dientes de ajo y picamos bien las cebollas, el puerro y los pimientos. Sofreimos bien el conjunto y añadimos el tocino picado en trozos pequeños. Cuando comienza a coger color, añadimos el pimentón y mezclamos. Incorporamos los tomates rallados y dejamos hacer hasta que pierda el exceso de agua. Añadimos un poco del caldo reservado y dejamos hacer unos 8 ó 10 minutos a fuego lento.
De los mejillones reservados, retiramos una de las valvas y deijamos la otra con el mejillón que cubriremos con el sofrito hecho. Se van colocando en una bandeja de horno y se cubren con el pan rallado. Se gratinan en el horno hasta que estén dorados.
Y como hoy estamos que lo tiramos, si reservamos un poco del sofrito y unos meiillones cocidos (que picaremos y mezclaremos con el sofrito), hacemos unas estupendas empanadillas. De este modo pasamos de tener una tapa a tener un primer plato lleno de sabor.
Una última nota muy importante, que en la medida de lo posible que el mejillón sea gallego, es la mitad del éxito del plato.